A la mayoría de los emprendedores, independiente del nivel de productividad en el que se encuentren, suele sucederles que el tiempo termina siendo un gran dolor de cabeza, pues la salida del sistema laboral tradicional, la ausencia de control externo o la creciente demanda del negocio, pueden traducirse en que se pierdan límites respecto de varias cosas:

  • Sobre el tiempo de dedicación al emprendimiento, por ejemplo, estando despiertos cuando la mayoría descansa.
  • Sobre el tiempo de dedicación a distractores, aquellas cosas a las que atribuimos un valor en la inmediatez pero no aportan ni al emprendimiento ni al plan de vida.
  • Sobre la pérdida de claridad de los días que se viven, en donde un lunes puede ser exactamente igual a un domingo, perdiendo tiempo para estar con quienes se ama, o estando con ellos pero sin real presencia, pues la cabeza siempre está en la lista de pendientes.

La percepción de descontrol sobre el tiempo, la sobrecarga de funciones y el estrés, tiene una ganancia secundaria inconsciente a la que no se está dispuesto o dispuesta a renunciar tan fácilmente, por lo que cualquier intento de cambiar es saboteado rápidamente

También, la mayoría se mantiene en la realización de multitareas que, siendo necesarias para el negocio, no liberan al emprendedor ni para dedicarse a agregarle real valor a su servicio, ni para disfrutar de las relaciones con quienes ama, ni para tomar un buen descanso sin ruido mental.

En la consciencia de que las cosas no están resultando como deberían respecto del tiempo, el emprendedor inicia una búsqueda de fómula correcta para “administrarlo”, por lo que lee libros, crea plantillas y horarios, usa alarmas buscando ese control externo, un control que pueda anunciarles paso a paso lo que deben hacer.

Sin embargo, esto no mejora la situación de manera permanente, solo lo hace momentáneamente y el emprendedor no tarda mucho en alejarse nuevamente de ese mismo sistema, olvidándolo o resistiéndose a él sin tener claro porque lo hace.

Lo bueno de todo esto, es que a pesar de que el sueño inicial de tener libertad de tiempo no se esté cumpliendo, la esperanza se mantiene viva, sigue existiendo la certeza de que ese ansiado día llegará.

En mi proceso como emprendedora, y en mi trabajo como Psicóloga y Coach con otros emprendedores, he descubierto tres entrampamientos que nos impiden cumplir con nuestro objetivo inicial:

  1. Apego a los Resultados: Conforme avanzamos en nuestros resultados de manera positiva se produce un efecto que nos anestesia frente a esta situación de no manejo del tiempo, lo asumimos como parte de la vida, por lo que no nos detenemos a revisar este dolor, funcionamos de forma mecánica olvidando el «para qué» decidimos ser emprendedores. Nuestro negocio va consumiendo poco a poco nuestro interés y desempeño, manteniendo solo en el deseo, la conexión real con las experiencias que nutren el ama.
  2. Protagonismo de nuestro aspecto infantil: La búsqueda de control externo (planillas, alarmas,etc) y la simultanea falla de éstas, aparece cuando una de nuestras partes internas con características infantiles está tomando el control. Sí, porque todos tenemos una adulto y un niño dentro, y es el niño el que se asusta si no está ocupado y pueden regañarlo, se asusta pensando en que no va a tener los recursos a fin de mes, y lo peor es que no sabe controlarse solo. Cuando es el adulto quien adquiere el control y toma las decisiones, bajan esos miedos y el emprendedor es capaz de ponerse límites. Trabajar en el autoconocimiento es fundamental para salir del círculo vicioso.
  3. La ganancia detrás del dolor: La percepción de descontrol sobre el tiempo, la sobrecarga de funciones y el estrés, tienes una ganancia secundaria inconsciente a la que no se está dispuesto o dispuesta a renunciar tan fácilmente, por lo que cualquier intento de cambiar puede ser saboteado rápidamente. Una ganancia secundaria se relaciona con todo aquello que es necesario mantener porque da seguridad: por ejemplo, puede que mantenerte sobrecargado de trabajo sin tiempo para tus relaciones sea la forma en que tu inconsciente logra mantenerte alineado con patrones familiares, que de romperlos, te harían sentir excluido, por lo tanto la ganancia de la sobrecarga es seguir perteneciendo a tu grupo de referencia y esta ganancia, aunque dolorosa, es mejor que dejar de pertenecer. También la sobrecarga podría ser la forma en que no te das permiso para superar en “felicidad” a uno o ambos progenitores, pues siempre los viste sobrecargados de trabajo para darte lo mejor, entonces “¿quién eres tú para mostrarles lo contrario?”, en este caso la ganancia secundaria es evitar un posible dolor en esas personas a quienes amas, al mostrarles que las cosas se pueden hacer de manera distinta. Así, hay un sinfín de razones que están a la base de mantener una situación dolorosa en nuestra vida y si no tomamos consciencia de esto, no podemos avanzar aunque lo tengamos claro a nivel racional y sigamos los mejores modelos.

Por eso es importante que si hasta ahora, has intentado más de una estrategia para llegar a ser dueño o dueña de tu tiempo pero sin éxito, decidas ir por el camino del autoconocimiento responsable, ese que te permite reconectar con tu para qué inicial, te abre las puertas para hacerte cargo de ti mismo sin entrampamientos ciegos, logrando aplicar lo que ya sabes o puedas aprender para lograr usar tu tiempo en aquello que realmente quieras que sea tu vida y te agregue real valor.

¿Con cuál de los tres entrampamientos te sientes más identificado o identificada? Si algo de esto te hace sentido y quieres saber cómo puedo ayudarte, no dudes en contactarme.

¡Por tu emprendimiento con tiempo para todo!
Gema Alvarez

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